En cuarentena nuestra vida social se encuentra extremadamente restringida y podemos identificar y valorar cuánto nos aporta en la cotidianidad la comunidad en que nos movemos y nos sostiene, o sea: nuestra tribu. ¿Qué papel tiene la tribu en mi regulación emocional y la de mi hijo?¿Es posible seguir criando en tribu a pesar de la cuarentena?
“Hace falta un pueblo para criar a un niño.” proverbio africano.
En esta cuarentena se me vino esta frase varias veces a la cabeza. Necesitamos un pueblo: ¡Cuánta razón! El aislamiento social puso claramente en evidencia la importancia de las interacciones de nuestros hijos con el mundo exterior. Y no hablo solo de los chicos de 10 años que extrañan a sus amigos, hablo del chico de un año que extraña saludar al policía de la esquina, al verdulero de siempre que le hace un comentario amoroso y le regala una banana, o a ese otro chico de la plaza que tiene un juguete novedoso.
Aprendizaje vicario: aprender de la experiencia ajena
Los otros nos enriquecen, hacen que nuestros hijos descubran otros mundos y aprendan que hay otras formas de hacer las cosas sin tener que experimentar necesariamente en carne propia toda la gama de experiencias. Laura ve que otra chiquita hace un escándalo y se resiste a irse de la plaza. Esa chiquita le hace el favor de mostrarle cómo se ve desde afuera cuando a ella misma le pasa eso. También ayuda a Laura a poder pensar, tomar distancia y empatizar un poco con esa chiquita. Además, puede entender a la mamá de esa chica, algo que con su mama no puede hacer tan fácilmente.
El otro par como modelo de imitación
Pedro odia que le den la mano para cruzar la calle, se siente muy grande para eso. En la cuadra siguiente ve a un chico dos años mayor que él: de manera muy natural y automática le extiende la mano a su mamá mientras sigue hablando de otra cosa, justo antes de cruzar la calle.- No debe ser tan grave ni de chico tan chiquito entonces dar la mano- reflexiona en silencio. Es algo estudiado que los chicos imitan más a otros chicos que a los adultos.
Nos juntamos con los tíos, abuelos y primos. Florencia ve que sus primos levantan la mesa y que les re divierte hacerlo. Nos juntamos con amigos y descubre que había otras formas de dibujar un auto, porque el papá de Maxi lo hizo con dos ventanas y no con una sola. En el cole ve que Martina se pone muy mal cuando no la dejan jugar a la mancha, y aprende que eso no se hace. Ejemplo mata sermón.
Crianza en tribu: la parentalidad acompañada
Ni hablar de que los papás también necesitamos de un pueblo, una tribu, para acompañarnos en la parentalidad, para conversar, para tener turnos en donde a veces ayudas y otras te quedas quieto y dejas que te ayuden porque ya estás agotado. O simplemente una mirada cómplice. Un comentario. Una anécdota de otra mamá en donde uno entiende que lo que me pasa es algo frecuente y no tan grave como creía. Una palabra de aliento también podría ser.
La soledad de la crianza en el aislamiento social
¡Cómo se extraña ese relevo en la cuarentena! En estos momentos de aislamiento cuando llegas al límite no hay tantas opciones como antes para pedir relevo. O simplemente cambiar de aires y sacar a los chicos a la plaza. Se extraña poder decirle a alguien: ¿no me los miras un ratito que voy al baño? Pedirle a la abuela que les haga algún programa, llevarlos a alguna actividad interesante o las típicas invitaciones de amigos. En cuarentena los papás absorbemos casi todos los roles: trabajadores, maestros, padres, profe de plástica, profesores de educación física, profe de baile, comedia musical, expertos en limpieza, cocineros… y quién sabe cuántas cosas más. A las familias monoparentales: ¡¡¡Les saco el sombrero!!!
Dosis extra de paciencia y auto-regulación emocional en cuarentena
Los papás necesitamos mucho resto emocional para tener la paciencia que los chicos merecen, poder mirarlos con amor, educar en positivo y con empatía. Necesitamos estar regulados para poder regular emocionalmente a nuestros hijos cuando se desbordan de miedo, bronca o frustración. ¿Cómo hacemos para llenar nuestra vasija de la calma en aproximadamente 15 minutos? Porque mucho más tiempo no tenemos los papás hoy. ¡¡Chan!! Existen muchas maneras para volver a “nuestro eje” en minutos: una breve meditación, un baño un poquito más largo, escuchar una canción y bailar, leer, hacer alguna manualidad o cocinar para los que lo disfrutan como yo .
Los grupos de crianza como una fuente de regulación emocional para los padres
Algunos grupos de crianza se arman de manera espontánea en la plaza, en el barrio, con las mamás del cole o con mamas de los grupos de gimnasia para embarazadas, por ejemplo. Otros grupos cobran vida a través de foros en internet y también existen grupos de crianza más estructurados, coordinado por profesionales.
Para muchísimos papás y mamás ser parte de una tribu es una manera de poder regular las emociones tan intensas que la parentalidad nos regala. Puedo hacer catarsis, me puedo reir de lo que ayer me pareció grave, escucho otras maneras de hacer las cosas, comparto mis experiencias. ¡Además a otros papás mis anécdotas y dudas les parecen auténticamente interesantes! En estos tiempos un mensaje de WhatsApp a otro papa puede descomprimir un montón y además podemos descargarnos con otro adulto, y no con nuestros hijos.
Crianza en tribu vía zoom en tiempos de pandemia
Es cierto que tenemos muuuucho trabajo y poco tiempo, pero seria bueno reservar un rato para chatear con mi amiga, para hacer zoom con la que sea mi tribu, para leer foros o grupos de Facebook y preguntar a otros papás cómo manejan las situaciones en que nosotros mismos nos encontramos desconcertados; o simplemente tener a otra persona para contarle una anécdota graciosa o comentar una foto de nuestro hijo. ¡Compartir las alegrías es fundamental, celebrar los logros de los hijos más todavía!
Se necesita un pueblo para criar a un hijo. Sí. Aunque al pueblo lo vea por internet.
Si estás buscando una Tribu en www.crianzaempatica.com hay grupos de crianza para mamás o papás con sus bebés de hasta 12 meses.
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