“Detrás de un niño que cree en sí mismo hay un padre que creyó primero” Mathew. L. Jacobson
Prácticamente todos lo papás sabemos que ayudar a desarrollar la autoestima y la confianza en nuestros hijos significa un gran beneficio para su vida futura. Una persona segura puede afrontar los retos de la vida con calma y hasta puede disfrutarlos. Lo que para los papás resulta poco intuitivo es saber de qué manera ayudar a los niños a desarrollar y fortalecer su autoconfianza. Esto último es el tema que quiero desarrollar hoy: lo que podemos hacer para generar mayor autoconfianza en nuestros hijos y lo que no debemos hacer.
¿Qué es la autoconfianza? Noción básica.
La autoconfianza es la convicción interna de que uno mismo tiene la capacidad para llevar a cabo exitosamente una misión o una conjunto de tareas. Implica poder confiar en los recursos propios para tomar decisiones y sortear obstáculos saliendo airoso. “ Puedo andar en bici rapidísimo, puedo hacer multiplicaciones o puedo abrir un frasco yo solo”
¿En qué se diferencia autoconfianza y autoestima? Duda que se suele generar.
La autoestima tiene que ver con un la valoración subjetiva de nuestra personalidad y se incluyen aspectos corporales, mentales y espirituales. ¿Cuánto valgo yo? Según mi propio juicio puedo valer más o menos.“ Soy muy bueno andando en bici, no soy bueno con los números”.
La autoestima en la primera infancia depende, en gran parte, de la valoración que hagan los padres sobre ese chiquito. A medida que vamos creciendo la autoestima se apoya cada vez más en la autoconfianza: la confianza propia para lograr los resultados pretendidos. Ya no alcanza con qué mamá me diga qué soy muy bueno en los deportes para creerlo, si veo que siempre salgo último. La experiencia real de cada chico, de logros y fracasos, va dando información y esa información se va incorporando a la persona.
El poder de la experiencia en primera persona: vivenciar.
Conforme nuestros hijos van creciendo, necesitan experimentar que PUEDEN y que son CAPACES DE , para poder sostener su autoestima. Ya no les alcanza nuestro aliento verbal o nuestro amor incondicional para sentirse valiosos.
Yo solo. Yo solita. Vos no mamá. Déjame sola papá. Pedro, de dos años, quiere ponerle azúcar a la leche solito. El azúcar termina parte adentro y gran parte afuera. Paula, de 5, quiere cortar sola con el cuchillo. Majo, que acaba de sacar el registro, quiere manejar sola hasta la casa de su amiga, a 15 cuadras. Y así podemos seguir año a año. A veces el logro llega fácil y a veces toma tiempo.
Las experiencias de éxito como requisito para la autoconfianza en los niños.
En la medida que “voy pudiendo” y mi reservorio de experiencias de éxito se expande voy confiando cada vez más en mis capacidades para afrontar desafíos y me predispongo a vivir las experiencias nuevas con entusiasmo. Lo nuevo y difícil resulta atractivo porque tengo muchas experiencias pasadas en donde me fue espectacular.
Me pongo en la piel de Pedro, Paula y todos los chicos que afrontan desafíos enormes día a día y pienso: ¡Cuánto coraje, cuánta determinación y confianza en uno mismo que hay que tener para estar convencidos de que van a poder sin haber intentado aún, creérsela primero y tirarse a la pileta! Son actos sutiles de afirmación, de empoderamiento, de saborear logros, de alimentar la sensación de metas logradas y éxitos.
¿Cuándo los papás nos convertimos en obstáculos para el desarrollo de la autoconfianza en los chicos?
Somos obstáculos para desarrollar la autoconfianza en nuestros hijos tanto cuando no les permitimos probar sus nuevas habilidades, como cuando los exponemos demasiado al fracaso. La idea directriz es que los chicos tienen que tener suficientes experiencias y vivencias de haber conseguido algo difícil que se propusieron.
Fallamos al no exponerlos: a veces por nuestros propios miedos o inseguridades, no los dejan experimentar. O también por la fiaca que nos da acompañar los primeros intentos. Hay que reconocerlo: al principio es más trabajoso para los papás dejar que lo hagan solos.
Fallamos al sobreexponerlos: la idea es que prueben y que tengan altas chances de que les vaya bien. Muchos papás temen herir su autoestima diciéndoles que eso es muy difícil para ellos y los dejan intentar cosas que los terminan frustrando por demás; y posteriormente dejan de intentar. El secreto para no desalentarnos es siempre agregar - “para un chico de xxxx años”. Por ejemplo - tirarse a la pileta haciendo una mortal es algo demasiado difícil para un chico de 4, eso es más para un chico de 8. ¿Qué tal si probamos hacer un salto de palito?
A veces no estamos seguros si podrán y es bueno dejarlos probar. Si no les sale, y estaba cerca de poder lograrlo, lo más probable que sea una frustración normal y aceptable de la vida.
¿Cómo colaboramos los papás en el desarrollo de la autoconfianza en nuestro hijos?
Festejemos y alentemos los deseos de autonomía porque son una manifestación de la autoconfianza. -¡Qué caprichoso está hoy! ¿Qué le cambia si le pongo yo o se pone él la zapatilla? Cambia un montón. Para Pedro es un gran logro ponerse solo la zapatilla y no va a cederlo tan fácil.
Uno de los regalos más grandes a nuestros hijos, es poder dejarlos probar las veces que necesiten hasta que lo logren, alentarlos, mirarlos con paciencia. Quedarse al lado, acompañar, sostener. Transmitirles - creo que podés - O simplemente - Creo que vale la pena que pruebes. Darles permiso. Y si no lo logran en ese intento que nuestra actitud diga: ¡sos muy fuerte que lo intentaste! ¡Ya te va a salir!
Como papás, muchas veces sabemos con certeza que están lejos de poder lograr algo deseado y nuestra tarea en esos casos es ofrecerles algo más sencillo: un paso previo o un prerequisito para que después logre lo que desea. Si mi hija de 3 quiere hacer la vertical, tal vez sea demasiado complicado, pero la puedo ayudar a entrenar y que primero haga un conejito o una vuelta carnero; y así de a poco vaya avanzando en la dirección deseada. Si cuando prueba, no le sale, ponemos énfasis en su esfuerzo y determinación como un valor que sí está desarrollando.
Desafío de hoy: desarrollar la autoconfianza de los hijos durante la cuarentena
En la cuarentena uno primero sobrevive al cambio y sus exigencias y lo lleva como puede. Se adapta, cambia y flexibiliza. Y si por momentos podemos, qué bueno sería acompañarlos respetuosamente, alentarlos, felicitarlos, tardar más tiempo está vez, entendiendo lo importante que es para Pedro lograr poner solito la cucharada de azúcar, como su hermana mayor. Un gran logro. Y así que piense: ¡¡soy muy bueno!!! ¡Y así se ensancha un poco su autoconfianza y también su autoestima!
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